Migración, Frontera y Población

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Antecedentes

 Febrero de 2006

El presente apartado ofrece, en primer lugar, una reseña histórica de la evolución demográfica de nuestro país, enfatizando los aspectos relacionados con el crecimiento de la población, la migración interna e internacional y los problemas en las fronteras norte y sur de México. En la segunda parte se desarrolla un panorama general de la evolución de las políticas de la población en México, centrando el análisis en las instituciones responsables de la política de población.

 Dinámica demográfica histórica

Los historiadores han documentado la historia de la población de México a lo largo de los milenios. El poblamiento de nuestro país se inició aproximadamente hace 10 mil años con la aparición de la agricultura. A principios del siglo pasado, gracias a los avances en salud pública, producción de alimentos y educación masiva, el crecimiento poblacional se disparó; como se indica en la siguiente gráfica, el censo de 1895 registró 12.6 millones de habitantes y 105 años después, en el año 2000, la población censada fue 97.5 millones. Ello significa que la población mexicana se multiplicó casi ocho veces en algo más de un siglo.

El único periodo en el cual se observó una disminución de la población fue entre 1910 y 1921, en el cual se redujo la población en casi un millón de habitantes. Después de la época revolucionaria nuestro país asumió con diversas posturas la problemática poblacional. En un principio, la preocupación central de la nación era recuperar y aún más multiplicar los recursos humanos perdidos o agotados en la contienda civil, por lo que predominaba la política de crecimiento”.[1]

 

 Fuente: Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, Estadísticas por tema, consultado en:

http://www.inegi.gob.mx/prod_serv/contenidos/espanol/bvinegi/productos/censos/poblacion/2000/100historia/epobla01.asp?s=est&c=986 (diciembre de 2005).

En la gráfica siguiente se observa que después de la revolución mexicana de 1910, al final del movimiento armado, se registró el mayor decrecimiento de la población, ya que experimentó una tasa negativa de 0.5%. A partir de ese momento se observó el aumento en las tasas de crecimiento de la población que alcanzaron su cúspide en 1970. En los siguientes treinta años se observó una disminución paulatina en dichas tasas, lo cual se explica en gran medida por los importantes descensos en los niveles de fecundidad.

En los años setenta se inició la actual política de equilibrio, que dio origen a la creación, en 1974, del Consejo Nacional de Población (CONAPO) y diez años después a los Consejos Estatales de Población.

 

 Fuente: Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática, Estadísticas por tema, consultado en: http://www.inegi.gob.mx/prod_serv/contenidos/espanol/bvinegi/productos/censos/poblacion/2000/100historia/epobla02.asp?s=est&c=987 (diciembre de 2005).

  

Dinámica demográfica actual

En la actualidad, México atraviesa por una transición demográfica caracterizada por la reducción de las tasas de mortalidad y fecundidad. Los cambios en los comportamientos reproductivos y las continuas ganancias en la esperanza de vida están propiciando una disminución de la población infantil, a la vez que aumentan los grupos en edad de trabajar y los adultos mayores.

De acuerdo con el Programa Nacional de Población 2001-2006, México está iniciado la fase final de esta transición demográfica, que ha provocado la modificación de la estructura de la pirámide de población con un estrechamiento de su base y una ampliación de su cúspide (como se ejemplifica en las siguientes pirámides de población). Esto tendrá profundas consecuencias en la formación de un amplio espectro de demandas sociales.

 A este cambio en la estructura de edades de la población mexicana se le ha denominado “bono demográfico”, debido a una relación cada vez más favorable entre la población en edad dependiente y la población en edad laboral.

La existencia de un número más grande de jóvenes, que buscan ingresar al mercado laboral, representa una gran oportunidad de desarrollo, pero al mismo tiempo el gran reto de los empleos que demanda esta nueva generación.

Los datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) demuestran que no ha sido posible crear los empleos necesarios para aprovechar el bono demográfico. La tasa de desempleo abierto en octubre de 2005 fue de 3.6 por ciento de la población económicamente activa. En número absolutos, esto significa que un millón 566 mil personas buscaron ocuparse sin lograrlo y casi 11 millones de trabajadores se encuentran empleados en el sector informal de la economía. La falta de oportunidades de empleo en nuestro país ha propiciado al aumento de la movilidad de las personas en el territorio nacional y hacia el exterior del país.

  

Fuente: Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, Estadísticas por tema, consultado en: http://www.inegi.gob.mx/prod_serv/contenidos/espanol/bvinegi/productos/censos/poblacion/2000/100historia/epobla25.asp?s=est&c=1004 (diciembre de 2005).

Según el Informe de Ejecución 2003-2004 del Programa Nacional de Población 2001-2006 de CONAPO, a mediados de 2005 la población del país ascendió a 106.5 millones, como producto de los siguientes fenómenos demográficos: el nacimiento de poco menos de dos millones de nuevos mexicanos y el fallecimiento de 472 mil, con lo cual el crecimiento natural (la diferencia entre nacimientos y defunciones) se ubica en 1.5 millones de personas, o bien, en una tasa de crecimiento anual de 1.4 por ciento. Destaca que la migración internacional de nuestro país sigue siendo intensa y se estima una pérdida neta de 400 mil personas por año. Los efectos en los lugares de expulsión ya comienzan a sentirse ya que se han modificado las estructuras de población. Por otro lado, entre 2000 y 2005 la fecundidad se redujo de 2.4 hijos por mujer a alrededor de 2.1, lo cual ubica al país en el lugar 72 entre las naciones con menor descendencia media de las familias.[2]

Entre las entidades federativas, el Distrito Federal tiene la menor tasas de fecundidad (1.8 hijos por mujer); e tanto que Guerrero tiene la mayor (2.5 hijos). Las proyecciones de población de CONAPO prevén que dentro de 20 años la población alcanzaría los 126 millones de habitantes. En el año 2050 alcanzaríamos casi los 130 millones lo que significa que México alcanzaría su nivel de estabilización.[3] Ello implica que en el futuro se tendría que elaborar políticas para mejorar la calidad de los servicios para una población que crece lentamente.

La ampliación de los servicios de salud y el combate a las enfermedades se refleja en un incremento de la esperanza de vida de los mexicanos, que en promedio es de 75.2 años. La mortalidad infantil, por su parte, disminuyó una quinta parte al pasar de 233 decesos de menores de un año por cada diez mil nacimientos en 2000, a 188 en el transcurso de 2005.

El informe del CONAPO señala que los cambios en la fecundidad y la mortalidad están transformando la estructura por edades, en la que el grupo de niños y jóvenes menores de 15 años se ha reducido a 32 millones en junio de 2005, lo que representa una disminución de casi 400 mil personas con respecto a mediados de 2004 y de casi 5 por ciento con respecto a la población existente en 2000.

En contraparte, el número de personas en edades laborales (15 a 64 años) y los adultos mayores (65 años o más), aumentó a mediados de 2005 en 1.3 millones y 202 mil habitantes, respectivamente, con relación a lo observado en 2004.

El informe destaca que los cambios demográficos se han gestado a ritmos e intensidades diferentes en las entidades federativas, predominando algunos patrones y tendencias. Por ejemplo, en el año 2005 el Estado de México se sigue manteniendo como el estado más poblado del país (14.7 millones) y Baja California Sur como la menos habitada (503 mil). Quintana Roo conserva el mayor aumento relativo entre 2004 y 2005 (3.52 por ciento), mientras el Distrito Federal prácticamente ha dejado de crecer (0.01 por ciento). En los últimos cinco años el Estado de México es la entidad federativa que ha acogido el mayor número de nuevos habitantes (166 mil), y el Distrito Federal la que más residentes ha expulsado (179 mil).

 

La migración internacional

Uno de los grandes retos demográficos para México es la migración internacional hacia los Estados Unidos, que en las últimas décadas ha adquirido una importancia creciente. La migración mexicana ha sido una característica de las relaciones entre los dos países desde hace más de un siglo y medio, pero en los últimos treinta años se ha intensificado. Este crecimiento obedece, entre otros factores, a la vecindad geográfica, los lazos sociales y culturales, la creciente integración económica y las intensas relaciones e intercambios comerciales.

CONAPO ha establecido cuatro patrones que explican las variaciones en la magnitud y características de este flujo migratorio: el primero se presentó desde finales del siglo XIX hasta la Gran Depresión. En este periodo se establecieron las bases de los flujos migratorios México-Estados Unidos, asociados a la demanda laboral en el vecino país del norte.

El segundo periodo comprende desde la etapa posterior a la Gran Depresión y hasta 1941, periodo en el que Estados Unidos experimentó una coyuntura de crisis que redujo sustancialmente la demanda de trabajadores mexicanos, al tiempo que inició un proceso masivo de expulsión y repatriación de migrantes mexicanos.

 El tercer periodo, según CONAPO,  incluye la vigencia del "Programa Bracero", que abarca desde 1942 a 1964, como resultado de la entrada de Estados Unidos a la Segunda Guerra Mundial.

El cuarto periodo incluye desde el término del "Programa Bracero" y hasta los primeros años de los ochenta. Como se podrá observar, la demanda de fuerza de trabajo mexicana sigue siendo el factor determinante para la migración.

CONAPO considera que la nueva era en la migración mexicana hacia los Estados Unidos se puede caracterizar de la siguiente manera: una disminución de los mecanismos de circularidad y la tendencia al aumento del tiempo de permanencia en aquel país; un incremento en la magnitud e intensidad de los flujos y de la cantidad de migrantes permanentes, tanto documentados como indocumentados; la ampliación de las regiones de origen y destino de los emigrantes, configurándose un patrón migratorio de carácter nacional y no meramente regional, como había sido en el pasado; una mayor heterogeneidad del perfil de los migrantes (mayor proporción de migrantes de origen urbano, creciente presencia femenina, mayor escolaridad), y una considerable diversificación ocupacional.[4]

La pérdida de población mexicana ha sido sistemática en los últimos treinta años; por ello, los flujos migratorios empiezan a tener efectos sobre la dinámica del crecimiento demográfico del país. Esto se puede observar en estados y municipios de tradición migratoria internacional, donde la población masculina en edad de trabajar prácticamente ha desaparecido.

La migración tiene efectos diferentes en cada región. Por ejemplo, ha mermado el crecimiento de estados como Guanajuato, Jalisco y Michoacán, que registran pérdidas netas por migración internacional de alrededor de 40 mil habitantes al año cada uno. En contraste, la migración interna provoca el crecimiento población en otras entidades. Durante el año 2000 el Estado de México ganó 4.4 millones de habitantes por este concepto, Baja California 899 mil y Nuevo León 599 mil. Se trata, de acuerdo con datos del INEGI de las entidades con la mayor tasa de inmigración.[5]

Las cifras de CONAPO indican que durante la década de los sesenta emigraron entre 260 mil y 290 mil mexicanos, para los años noventa esta cifra fue de alrededor de 3.3 millones de mexicanos y en los últimos cuatro años de alrededor de 1.6 millones de personas. Los flujos anteriores han originado que en el vecino país residan poco más de 22 millones de habitantes de origen mexicano, según estimaciones más recientes. De ese total, 8.2 millones nacieron en nuestro país, poco más de la tercera parte son migrantes indocumentados, los migrantes temporales oscilan entre 800 mil y un millón de desplazamientos por año y anualmente alrededor de 300 mil mexicanos establecen su residencia permanente en Estados Unidos.[6]

En correspondencia con el fenómeno de la migración, la recepción de remesas en nuestro país ha aumentado en forma considerable, al grado que es el segundo factor de entrada de divisas después de la venta de petróleo. Según datos del Banco de México, durante 2004 las remesas sumaron 16 mil 613 millones de dólares y, en los primeros diez meses de 2005, alcanzaron 16 mil 545 millones.[7]

El fenómeno de la migración internacional ha experimentado importantes cambios en relación con el pasado. Se han diversificado los lugares de origen y destino de los migrantes y se observan nuevas formas de inserción al mercado de trabajo estadounidense. Los indocumentados ya no se dirigen sólo al sector primario, sino que se ocupan en mayor medida en el sector terciario de la economía, principalmente en los servicios.

Otro de los cambios importantes es el perfil del migrante, ya que ahora se observa un predominio del habitante urbano y con mayor escolaridad. La política de endurecimiento en el cruce transfronterizo, a través de medidas extremas de vigilancia por parte de los Estados Unidos, también ha modificado los tiempos de permanencia en aquel país.

  

Migración internacional. Tendencias futuras

De continuar con las tendencias actuales de la migración de mexicanos hacia el exterior, la población en México podría sufrir cambios muy drásticos. Algunos de los factores que habrá que observar en este escenario, son los siguientes: uno, las condiciones económicas prevalecientes en los dos países, que pueden alentar o frenar la migración; dos, los flujos de migrantes centroamericanos con destino a los Estados Unidos que, al fallar en su propósito, decidan radicar en México; y tres, el impacto social de las remesas, hasta ahora poco estudiado.

Los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 han sido determinantes en la situación actual que vive la frontera norte de México. A partir de ese momento para los Estados Unidos su frontera sur se convirtió en un asunto de seguridad nacional. Uno de sus resultados es la pretensión actual de levantar un muro de mil 200 kilómetros a lo largo de la franja fronteriza y considerar como criminales a los inmigrantes y a los patrones que los contraten.

A lo anterior habría que añadir el impacto de grupos delictivos en diversas ciudades fronterizas. A manera de ejemplo, se pueden citar los casos de Nuevo Laredo, Tamaulipas, donde se han incrementado notablemente los enfrentamientos entre bandas de narcotraficantes; y el caso de Ciudad Juárez, Chihuahua, donde los asesinatos en contra de mujeres ha convertido a la ciudad en un foco de atención internacional.

Por lo que se refiere al desempeño económico, Alejandro Díaz-Bautista considera que la vocación económica natural de la frontera norte es la industria. Sin embargo, existe un fuerte contraste a ambos lados de la línea divisoria. En el territorio mexicano se observa un desarrollo limitado e insuficiente, del lado estadounidense las vías de comunicación, la riqueza minera y energética, la infraestructura educativa y el benigno clima laboral son factores que han propiciado el crecimiento de la actividad fabril.

En este contexto de alto contraste, Díaz-Bautista destaca la existencia de un notable dinamismo económico: la frontera se ha transformado gracias a la expansión de la capacidad productiva, al aumento de los promedios de productividad por trabajador y de ingresos por persona, a los cambios en la estructura de clases, a la de distribución del ingreso y la organización social, a los cambios en la infraestructura fronteriza y a la permanente evaluación de las estructuras políticas.

 En opinión de Díaz-Bautista, la apertura comercial, que hasta ahora ha logrado elevar los niveles medios de vida de la frontera norte, plantea varias incertidumbres sobre el potencial de la zona y las posibilidades de seguirlo aprovechando.[8]

Las seis entidades que conforman la región norte del país (Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas) han experimentado importantes cambios en su producción al pasar de las actividades primarias a las manufactureras y los servicios. Aunque existen peculiaridades locales, en general a partir de los años setenta se ha diversificado la economía, sustentada principalmente en la industria manufacturera de origen maquilador.

Esto último ha propiciado que gran parte de la demanda de empleo en México se resuelva en estas entidades, y también que la dinámica económica esté especialmente marcada por los ritmos de la economía internacional, especialmente la estadounidense.[9] La Comisión para Asuntos de la Frontera Norte pronostica que la población en edad de trabajar crecerá 60 por ciento entre los años 2000 y 2025, lo cual representa un reto para la creación de empleos.

 

Frontera sur

Según el Instituto Nacional de Migración (INM), en las fronteras norte y sur de México, se producen cada año alrededor de 360 millones de cruces, documentados e indocumentados, tanto de extranjeros como de nacionales, de los cuales más de 2 millones corresponden a la frontera sur (0.5 por ciento).

En esta última frontera, los cruces documentados son esencialmente de tipo temporal, en la condición de visitantes locales, trabajadores agrícolas, turistas y viajeros en tránsito por México. Los cruces indocumentados o irregulares están compuestos esencialmente por guatemaltecos, que buscan trabajar temporalmente en Chiapas y en menor medida en Quintana Roo, así como por los que se internan en territorio mexicano con el objetivo de llegar a los Estados Unidos, que son en su inmensa mayoría guatemaltecos, hondureños y salvadoreños. Cuando estas personas son localizadas se ponen a disposición de las autoridades migratorias, son aseguradas y en su mayoría repatriadas a su país de origen.[10]

Existen limitaciones para consolidar una estadística básica en la frontera sur, debido a las carencias del propio Instituto y a la gran extensión que alcanza más de mil 100 kilómetros de la frontera. En la mayor parte de ella no existen puntos formales para la internación de personas.

 

Evolución de las políticas de población

El Estado moderno se compone de tres elementos básicos: población, territorio y gobierno, los cuales se mantienen en constante dinamismo y son afectados principalmente por variables socioeconómicas, tanto internas como externas. Los problemas de la población, la dinámica, distribución y la soberanía, fueron plasmados en la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos de 1824. La política de población, dice Gustavo Cabrera, ha tenido variantes significativas en más de siglo y medio. Los gobiernos han realizado diversas acciones para definir y ejecutar una política de población, las cuales, sin embargo, se pueden agrupar en dos grandes propósitos: con un fin poblacionista, y más recientemente con un fin reduccionista.[11]

Después del movimiento revolucionario y hasta principios los años setenta del siglo pasado, la política de población se centró en la ampliación de la base demográfica. A pesar de que existió un incremento en los niveles de vida de la población, persistió la desigualdad social. Después de los años setenta, la nueva política de población se centró en regular los fenómenos que afectan a la población en cuanto a su volumen, estructura, dinámica y distribución en el territorio con el objetivo de que ésta participe justa y equitativamente de los beneficios del desarrollo social. Los resultados de la política de población fueron exitosos en la medida en que lograron disminuir y controlar el crecimiento demográfico, pero no lograron mejorar el bienestar y la calidad de vida de toda la población.

 

Políticas de inmigración internacional

Al menos desde el 20 de mayo de 1886, la Ley de Extranjería y Naturalización definió quiénes eran mexicanos y extranjeros e incorporó el derecho de estos últimos para radicar en el país. Dispuso que los extranjeros gozarían en la República de los derechos civiles y garantías otorgados por la Constitución a los mexicanos y mantuvo la salvaguarda para el gobierno de expulsar al extranjero considerado pernicioso. El 22 de diciembre de 1908 se publicó la primera Ley de Inmigración, correspondiendo su aplicación a la Secretaría de Estado y del Despacho de Gobernación, a través de inspectores, agentes auxiliares y Consejos de Inmigración.

En 1926, el general Plutarco Elías Calles publicó una nueva Ley de Migración. Dicha norma adoptó una política tendiente a proteger los intereses nacionales y estableció la obligación de los extranjeros a someterse a la inspección de las autoridades migratorias, comprobar buena conducta y una forma honesta de vivir.

En 1930 entró en vigor una nueva Ley de Migración, que concedió la calidad de "inmigrante" a quienes tenían el propósito de radicar en el país por motivos de trabajo, así como la de "transeúnte" para los turistas y visitantes locales. En 1936, durante la presidencia de Lázaro Cárdenas, se promulgó la Ley General de Población para regular los asuntos migratorios y los relativos al turismo, la demografía y la identificación y el registro de personas.

Desde 1947 y hasta 1974 estuvo en vigor la denominada Ley General de Población. Según el INM, esta Ley facilitó la inmigración colectiva de extranjeros sanos, de buen comportamiento y fácilmente asimilables; suprimió el otorgamiento de fianzas o garantías personales de repatriación; estableció las tres calidades migratorias hasta ahora vigentes --no inmigrante, inmigrante e inmigrado-- y circunscribió el Registro Nacional de Extranjeros a las dos últimas calidades (simplificó los requisitos de internación para inversionistas, técnicos, peritos o personal especializado). Por último, dispuso el establecimiento de estaciones migratorias.

El 7 de enero de 1974 se publicó una nueva Ley General de Población. Esta norma suprimió la inmigración colectiva y amplió el beneficio de asilo territorial a extranjeros de cualquier nacionalidad; definió los criterios para negar la entrada al país o el cambio de calidad o característica del extranjero; dispuso la necesidad de permiso previo de la Secretaría de Gobernación para que los extranjeros adquirieran bienes inmuebles, derechos sobre éstos o acciones de empresas; y estableció el delito por el que se sanciona a quienes lucran con migrantes.

México sentó las bases jurídicas de su actual política de población en ese año. Las disposiciones de esta ley y su reglamento son de orden público y de observancia general para toda la república; regulan la aplicación de la política nacional de población y su vinculación con la planeación del desarrollo nacional; y sientan las bases y procedimientos de coordinación con las entidades federativas y los municipios en materia de población.

 

Instituciones públicas responsables de la política de población

La Secretaría de Gobernación tiene actualmente las atribuciones de formular y conducir la política de población, manejar el servicio nacional de identificación personal y tramitar lo relativo a la aplicación del artículo 33 de la Constitución (sobre los extranjeros). Dentro de su estructura cuenta a la Subsecretaría de Población, Migración y Asuntos Religiosos, así como al Consejo Nacional de Población y el Instituto Nacional de Migración.[12]

El Consejo Nacional de Población tiene bajo su cargo la planeación demográfica del país, con objeto de incluir a la población en los programas de desarrollo económico y social que se formulen dentro del sector gubernamental; así como vincular los objetivos de éstos con las necesidades que plantean los fenómenos demográficos. Para ello lleva a cabo las siguientes acciones: formula programas de población y los vincula con los del desarrollo económico y social del sector público; analiza, evalúa y sistematiza información sobre los fenómenos demográficos; se coordina con otras dependencias, entidades e instituciones que participen en los programas de población; apoya y coordina estudios e investigaciones para los fines de la política de población; asesora y asiste en materia de población a toda clase de organismos públicos o privados, nacionales o extranjeros, locales o federales, y celebra con ellos los acuerdos que sean pertinentes; y, por último, evalúa las políticas y acciones públicas relacionadas con los fenómenos demográficos.[13]

El 19 de octubre de 1993 inició sus funciones el Instituto Nacional de Migración, como Órgano Técnico Desconcentrado de la Secretaría de Gobernación, el cual tiene por objeto la planeación, ejecución, control, supervisión y evaluación de los servicios migratorios, al igual que las relaciones de coordinación con las diferentes dependencias de la Administración Pública Federal que concurran en la atención y solución de los asuntos relacionados con la materia. Su objetivo fundamental es facilitar los flujos de personas que favorezcan el desarrollo del país, así como coadyuvar de manera efectiva en la salvaguarda de la seguridad y la soberanía nacionales, con estricto apego a la ley y pleno respeto a los derechos humanos de los migrantes.

Actualmente, el INM tiene presencia en las 32 entidades federativas del país, a través de sus Delegaciones Regionales, y en 172 puntos de internación marítimos, aeroportuarios y terrestres para el registro y control de las entradas y salidas, tanto de mexicanos como de extranjeros del territorio nacional. De igual manera, el INM cuenta con 52 estaciones migratorias donde permanecen temporalmente los extranjeros que no acreditan su estancia legal en el país, mientras se resuelve su situación migratoria o se les devuelve a su país de origen.

Para el caso de la frontera norte, el Poder Ejecutivo creó la Comisión para Asuntos de la Frontera Norte, como una comisión intersecretarial de carácter permanente, con el objeto de coordinar las políticas y acciones de gobierno encaminadas a lograr el desarrollo integral y sustentable de esa región.[14]

Esta comisión tiene, entre otros, los siguientes objetivos: identificar los asuntos que comprenden la problemática en la región de la frontera norte, con el objeto de diseñar las políticas para solucionarlos, respetando los compromisos contraídos en los acuerdos bilaterales en los que México sea parte y los mecanismos de diálogo ya existentes. La comisión también establece lineamientos y acciones concretas para impulsar el desarrollo económico de la región y promueve una cultura de servicio público que permita un trato digno y de respeto para los migrantes mexicanos que ingresan, transitan o salen del país.

En el decreto se establece que la Comisión estará integrada de manera permanente por los titulares de las secretarías de Gobernación, Relaciones Exteriores, Hacienda y Crédito Público, Desarrollo Social, Medio Ambiente y Recursos Naturales, Energía, Economía, Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, Comunicaciones y Transportes, y Turismo.

 

Bibliografía

Cabrera, Gustavo, Política de población. Un reto del Estado Mexicano, en Revista Demos, núm. 28, México.

Cámara de Diputados-Secretaría de Servicios Parlamentarios (1996), “Origen y evolución de la Ley General de Población”, Cuaderno de Apoyo. México.

CONAPO (2004), Programa Nacional de Población 2001-2006. Informe de ejecución 2003-2004, México.

Favala Gavia, Margarita y Raúl Delgado Wise (2004), coordinadores, Nuevas tendencias y desafíos de la migración internacional México-Estados Unidos, H. Cámara de Diputados, UNAM, Universidad Autónoma de Zacatecas, Porrúa, México, 2004.

Ley Orgánica de La Administración Pública Federal. Nueva ley publicada en el Diario Oficial de la Federación, 29 de diciembre de 1976, última reforma publicada el 10 de junio de 2005.

Vázquez Ruiz,  Miguel Ángel (1999), “Región e integración fronteriza México-Estados Unidos”. El Colegio de Sonora. Región y Sociedad. Vol. XII, núm. 17. México.

 

Sitios en la Web

Banco de México (2005), Las remesas familiares en México, consultado en http://www.banxico.org.mx/gPublicaciones/Presentaciones/2005/GOM6DICIEMBRE2005.pdf

CONAPO (2005). Migración Internacional. Migración mexicana hacia Estados Unidos, Consultado en: http://www.conapo.gob.mx/mig_int/03.htm

CONAPO (2005). Proyecciones de la Población de México 2000-2050. http://www.conapo.gob.mx/00cifras/5.htm

Díaz-Bautista, Alejandro, José Alberto Aviles y Mario Alberto Rosas,  Desarrollo económico de la Frontera Norte de México, consultado en http://www.eumed.net/cursecon/ecolat/mx/Diaz-AvilesChimal.pdf

Instituto Nacional de Migración (2005), consultado en

http://www.inami.gob.mx/paginas/foros/primerforo/insumos/dossierestadistico.pdf

Ley General de Población, disponible en http://www.diputados.gob.mx/leyinfo/pdf/140.pdf, (consultada en diciembre de 2005).

Postales de la frontera movediza, en Día 7. Núm. 247, consultado en http://www.diasiete.com

Secretaría de Gobernación, Instituto Nacional de Migración.

Secretaría de Gobernación-Instituto Nacional de Migración-Centro de Estudios Migratorios (2005), Dossier. Flujo de entradas de extranjeros por la frontera sur terrestre de México registradas por el Instituto Nacional de Migración, consultado en:

http://www.inami.gob.mx/paginas/foros/primerforo/insumos/dossierestadistico.pdf

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[1] Secretaría de Servicios Parlamentarios, “Origen y evolución de la Ley General de Población”, Cuaderno de Apoyo, Cámara de Diputados, México, 1996, s/p.

[2] Consejo Nacional de Población, Programa Nacional de Población 2001-2006. Informe de ejecución 2003-2004, CONAPO, México, 2004.

[3] Consejo Nacional de Población, Proyecciones de la Población de México 2000-2050, disponible en http://www.conapo.gob.mx/00cifras/5.htm (consultado en diciembre de 2005).

[4] Consejo Nacional de Población, Migración Internacional. Migración mexicana hacia Estados Unidos, en: http://www.conapo.gob.mx/mig_int/03.htm (consultado en diciembre de 2005).

[5] Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, “Población inmigrante, emigrante y saldo neto migratorio por entidad federativa, 2000”, disponible en http://www.inegi.gob.mx/est/contenidos/espanol/rutinas/ept.asp?t=mpob58&c=3235, fecha de consulta: febrero de 2006.

[6] Margarita Favala Gavia y Raúl Delgado Wise (coordinadores), Nuevas tendencias y desafíos de la migración internacional México-Estados Unidos, H. Cámara de Diputados, UNAM, Universidad Autónoma de Zacatecas, Porrúa, México, 2004, 5.

[7] Banco de México, Las remesas familiares en México, 2, en http://www.banxico.org.mx/gPublicaciones/Presentaciones/2005/GOM6DICIEMBRE2005.pdf., (consultado en diciembre de 2005).

[8] Alejandro Díaz-Bautista1, José Alberto Avilés y Mario Alberto Rosas,  Desarrollo económico de la Frontera Norte de México, en http://www.eumed.net/cursecon/ecolat/mx/Diaz-AvilesChimal.pdf (consultado en noviembre de 2005).

[9] Miguel Ángel Vázquez Ruiz, “Región e integración fronteriza México-Estados Unidos”, en Región y sociedad, El Colegio de Sonora, volumen XII, núm. 17, México, 1999, 112.

[10] Centro de Estudios Migratorios, Dossier. Flujo de entradas de extranjeros por la frontera sur terrestre de México registradas por el Instituto Nacional de Migración, en: http://www.inami.gob.mx/paginas/foros/primerforo/insumos/dossierestadistico.pdf (consultado en noviembre de 2005)

[11] Gustavo Cabrera, “Política de población. Un reto del Estado Mexicano”, en Demos, núm. 28, México.

[12] “Ley Orgánica de La Administración Pública Federal”, nueva ley publicada en el Diario Oficial de la Federación, 29 de diciembre de 1976, última reforma incluida del 10 de junio de 2005.

[13] Ley General de Población, disponible en http://www.diputados.gob.mx/leyinfo/pdf/140.pdf (consultada en diciembre de 2005).

[14] Comisión de Asuntos para la Frontera Norte. Acuerdo de Creación, disponible en

 http://fronteranorte.presidencia.gob.mx/acalli.php?art=acuerdo (consultado en noviembre de 2005).

[Citar como] Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública, "Antecedentes", en Migración, Frontera y Población [Actualización: 16 de febrero de 2006], en www.diputados.gob.mx/cesop/