Cultura

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Políticas públicas y gestión gubernamental de la administración vigente

La política cultural del presente sexenio está plasmada en el Programa Nacional de Cultura 2001-2006 (PNC) que se enmarca en el Programa Nacional de Desarrollo 2001-2006 (PND).

El objetivo central del PNC es:

Acrecentar la equidad e igualdad de oportunidades de desarrollo cultural a partir de la preservación y difusión del patrimonio cultural en toda la variedad de sus manifestaciones tangibles e intangibles, pasadas y contemporáneas, y del estímulo y el impulso a la educación la creación y la difusión artísticas y culturales al alcance de todos los mexicanos.[1]

El PNC representa una continuación, en líneas generales, de los últimos dos sexenios en materia de cultura. Durante muchos años la cultura llevaba el discurso del nacionalismo y las políticas culturales eran centrales para el desarrollo del país. De acuerdo con diversos analistas una desventaja en los últimos años y acrecentada en este sexenio debido a que la cultura no es una prioridad para el actual gobierno, es que se “pretende vaciar la cultura de sentido público y permitir que otros agentes privados asuman ese espacio”.[2]

Un ejemplo muy claro de ello es la intención de desincorporar el Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías (FONART) y Educal, sociedad anónima de capital variable que conforma la Red Nacional de Librerías, con el objetivo de diseñar material didáctico para apoyar al Sistema Educativo Nacional. Así también, los fondos nacionales como el Fondo Nacional para la Cultura  y las Artes (FONCA), Fondo de Inversión y Estímulos al Cine Mexicano (FIDECINE) y otro estímulos como el Programa de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias (PACMYC) muestran un claro retroceso de la intervención estatal a través del fomento de la autogestión (cuyo contenido es ambiguo) y la poca claridad en las líneas de acción presentadas (ver anexo 1).

De acuerdo con Eduardo Nivón, esta tendencia tiene dos consecuencias: la primera es positiva en el sentido de que se ha democratizado la toma de decisión en materia cultural debido a que ya no hay una imposición en la orientación de las políticas, la segunda es negativa ya que el Estado “ha perdido capacidad de interlocución” por la falta de claridad de las líneas de acción de las diferentes políticas en materia de cultura.[3]

El mismo autor señala que para llevar a cabo los diferentes programas se requiere de una nueva legislación y una transformación institucional. A grandes rasgos, el proyecto de reforma que presenta el plan de desarrollo es el siguiente:

Otro punto que debe tenerse en cuenta es que el PNC propone una estrecha vinculación con el Sistema Educativo Nacional, de manera que reduce a “la escuela el papel de transmitir los valores patrios y el fomento de la conciencia nacional” y resta importancia al fomento de la identidad y la cultura nacionales.[5]

Teniendo en cuenta lo mencionado anteriormente, se hará un recorrido general por las diferentes políticas que presenta el PNC. Los campos contemplados para el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA) son: investigación y conservación del patrimonio cultural; culturas populares e indígenas; patrimonio, desarrollo y turismo; estímulo a la creación artística; educación e investigación en el campo artístico y cultural; difusión cultural; lectura y libro; medios audiovisuales; vinculación cultural y ciudadanización y cooperación internacional.[6] De cada uno de estos rubros, se describirán los principales programas destinados a la cultura. La política cultural se desglosa en los siguientes grandes campos: distribución institucional, prioridades definidas en el PNC y nuevas tendencias del CONACULTA. Para una exposición exhaustiva de las políticas del PNCA consultar el anexo 1.

 

Patrimonio cultural

 

El INAH es el organismo encargado de investigar, conservar, desarrollar, y difundir lo relativo al patrimonio. Las diferentes instituciones dentro del INAH tienen diversas funciones de acuerdo con los objetivos planteados en el PNC, desde la formación de especialistas en antropología, arqueología y conservación, por citar unos ejemplos, hasta la infraestructura museística donde se alberga el patrimonio histórico. Desde hace varios años, también las lenguas se han convertido en patrimonio, de manera que el campo de la lingüística para el estudio, difusión y preservación de las mismas es parte de este instituto.

Existen diversos programas y apoyos a este sector. El Fondo de Apoyo a Comunidades para Restauración de Monumentos y Bienes Artísticos de Propiedad Federal (FOREMOBA) aporta financiamiento para las actividades relativas a mantenimiento y restauración, mismo que se atenderá más adelante.

En el presente sexenio ha habido una disminución en la atención a este sector y se ha comenzado a fomentar la intervención de capital privado nacional e internacional para el fomento del turismo como eje central para el desarrollo. Es preciso aclarar que una desventaja notoria en esto es que la tendencia apunta a reemplazar especialistas en la materia por guías de turistas, y a poner más énfasis en la estética de los sitios y monumentos que en su importancia histórica.

Un ejemplo concreto se puede encontrar en el sitio web de la Cumbre Tajín. Festival de la identidad, cuyo texto introductorio sobre la descripción de la zona arqueológica está elaborado por Sara Ladrón de Guevara (Guía Práctica Tajín). La relevancia del sitio arqueológico en la historia de México se oculta al resaltar en un espectáculo masivo “el goce de los sentidos... Ofrece a tu cuerpo y a tu mente la oportunidad de renacer con las actividades del Parque Temático Takilhsukut: conciertos, talleres, terapias alternativas”.[7]

Asimismo, descontextualiza la cultura totonaca (nativa de la zona), ya que entre los talleres de “cultura tradicional” que ofrece se encuentra una “lotería totonaca”, cursos de “capoeira”, un taller de “sirenitas de trapo” y otro más de “rebozos de batik”. El Tajín es solamente uno de  los ejemplos que pueden hallarse en las diferentes regiones del país. No se trata de emitir un juicio sobre lo que es la tradición y lo que no lo es, ni sobre la vigencia de la fusión de elementos de diferente origen. Lo que sale a la luz a través de este ejemplo es la falta de rigurosidad en cuanto a lo que se relaciona con el espectáculo y el entretenimiento y lo que tiene que ver con la historia, la arqueología, la investigación científica y la difusión del patrimonio cultural.

La emisión de mensajes es confusa: en este parque se presentan a un tiempo masajes chinos, con danzas huicholas y lectura de la carta astral azteca como si agruparlas supusiera el retorno a los orígenes en el tiempo, o como si este “sincretismo” cultural se validara al situarse en un sitio arqueológico.

 

Culturas populares e indígenas

 

El objetivo principal de la política hacia las culturas populares e indígenas es “Fortalecer el respeto, el aprecio y la promoción de las expresiones populares e indígenas, que son la raíz más profunda de nuestra identidad”.[8] A partir del reconocimiento constitucional de la pluriculturalidad del país los pueblos indígenas pasaron a formar parte de la política cultural y esto se reforzó en este sexenio con la nueva política “transversal”. De manera que, como se dijo en un apartado anterior, la definición de lo que es cultura se vuelve más ambigua.

La carencia de una Ley General de Cultura que homologue el término es una de las razones principales, pero además, las diferentes legislaciones que se han realizado a lo largo de la historia de México han tenido particular influencia en ello. Primero, apareció el término cultura en el artículo 3º de la Constitución de 1917. Se plantea educar para mejorar la cultura, es decir que la cultura es vista como un bien que se adquiere y que se puede acumular. Otro ejemplo en el que aparece el término de pluriculturalidad en la Constitución, es en el artículo 2º, a partir de la reforma constitucional del 2001. Para efectos de la exposición, es importante resaltar que con esta nueva conceptualización, se considera la existencia de muchas culturas: el derecho a la diversidad. Esto lleva detrás una concepción que considera la visión del mundo, un modo de significar que no es acumulable sino que se asocia al desarrollo del individuo en una sociedad determinada. Esto, sólo a modo de ilustración ya que se trata de un campo inexplorado.

El organismo que se encarga de los rubros sobre cultura popular e indígena es la Dirección General de Culturas Populares y el programa de mayor impacto es el PACMYC que “atiende y apoya económicamente las iniciativas y los proyectos que presentan y gestionan las organizaciones y los creadores populares e indígenas”. Del PACMYC se desprenden los siguientes programas: Lenguas y Literatura Indígenas; Arte Popular; Museos Comunitarios y Ecomuseos; Mesas de la Cultura Popular; Memoria Histórica y Vida Cotidiana; Diálogos Culturales; Tercera Raíz; Música Popular Mexicana; Cultura Popular; y Biodiversidad; Red Nacional de Documentación y Capacitación a Promotores de la Cultura Popular e Indígena.[9]

El PACMYC y demás programas contribuyen a dar un lugar en el contexto nacional a las expresiones locales, es central para la contribución al desarrollo del país, la democratización de las instituciones y el reconocimiento de las diferencias culturales.

 

Creación artística

 

Dentro del campo de la creación se contempla la investigación, la formación de artistas, el estímulo a la creación, y formación de públicos como las condiciones básicas para el cumplimiento de las metas trazadas en materia de creación artística. El objetivo central de la creación artística es “Promover el desarrollo cultural del país, combinando los esfuerzos y recursos que el Estado, la sociedad civil y la comunidad artística se dedican a estimular la creación artística y cultural de calidad”.[10]

El FONCA es el principal estímulo nacional para la creación artística, se trata de un “instrumento de la política cultural del Estado cuya misión es fomentar y estimular la creación artística de nuestro país a través del otorgamiento de estímulos económicos dirigidos a proyectos artísticos de calidad” y opera como “enlace, intermediario, aval y eje concentrador de recursos financieros”, lo cual facilita a grupos artísticos, instituciones públicas y privadas la posibilidad de “llevar a cabo proyectos especiales con la participación de la sociedad civil y los tres niveles de gobierno”.[11] Según el PNC, el FONCA no ha logrado cumplir con su función desde su conformación en 1989, por lo que debe incrementar la posibilidad de inversión privada y convenios internacionales. Esto, se propone, aumentará el flujo de recursos para el Fondo para lograr su misión que es “promover y difundir la cultura; incrementar el acervo cultural, y preservar y conservar el patrimonio cultural”.[12] En el apartado sobre Seguimiento y resultados de las políticas públicas y gestión gubernamental de la administración vigente se verá el modo en que impacta este cambio en la política del Estado.[13]

 

Libro y lectura

 

Desde hace varios años, en México se ha buscado fomentar la lectura en el total de la población como un factor de desarrollo nacional tomando como punto de partida que la alfabetización es casi total. Este dato debe matizarse ya que el acceso a la educación es muy desigual en las diferentes regiones del país y, si bien ha habido un incremento en la asistencia escolar, esto no garantiza que la población haya alcanzado un nivel educativo de calidad homogénea.

La propuesta del PNC se condensa en el programa Hacia un país de lectores cuyo marco de alcance es “la formación y capacitación propiamente dichas de lectores de todas las edades, hasta la producción, la distribución y la difusión de los libros y la promoción intensiva de la lectura y el libro, en estrecha colaboración con el Sistema Educativo Nacional y con los sectores social y privado”.[14] El programa abarca la Dirección General de Publicaciones, la Dirección General de Bibliotecas, Educal y la creación de la megabiblioteca “José Vasconcelos”.

Otros aspectos importantes del PNC son el marcado énfasis en el turismo que, como se vio en el caso del patrimonio, corre el riesgo de volver a la cultura sólo un producto comercial.[15] La promoción de la iniciativa privada y el capital internacional en este proyecto marca una tendencia de privilegiar el aspecto económico de la cultura como mercancía o industria.

Asimismo, el fomento de las industrias culturales y de las empresas culturales es un tema de vital relevancia ya que ha pasado a ocupar un lugar central en la agenda sobre cultura. También hace falta precisar: se plantea el fomento a la industria y la empresa cultural, pero no se previene que una empresa cultural oscila desde Televisa hasta una pequeña editorial independiente, desde Emi hasta una banda de rock que produce su propio disco. Estos matices no están en el PNC.

El tema de las nuevas tecnologías como instrumentos para la creación cultural, el acceso a la cultura, la formación de artistas, la conservación del patrimonio, la investigación sobre creación artística, el patrimonio, la cultura popular y la diversidad cultural son otros temas que se tratan de manera ambigua en las agendas. Se requiere de un mayor análisis respecto a su impacto y una adecuada legislación que contemple no sólo la necesidad de su incorporación sino también la importancia de reducir la desigualdad de acceso a la información y las nuevas tecnologías.[16]

 

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[1] Programa Nacional de Cultura 2001-2006, CONACULTA, México, 33, www.conaculta.gob.mx/programa/33.htm (diciembre 28, 2005).

[2] Eduardo Nivón, “Malestar en la cultura. Conflictos en la política cultural mexicana reciente”, en Pensar Iberoamérica. Revista de Cultura, 7, OEI, México, septiembre-diciembre 2004, en www.campus-oei.org/pensariberoamerica/ric07a01.htm (enero 4, 2006). También se puede consultar: Luis Felipe Crespo Oviedo, “Políticas culturales. Viejas tareas, nuevos paradigmas”, en Memoria. Revista mensual de política y cultura, 158, abril 2002. www.memoria.com.mx/158/Crespo.htm  (enero 3, 2006); Lourdes Arizpe y Enrique Nalda, “Cultura, patrimonio y turismo”, en Néstor García Canclini (coord..), Iberoamérica 2002. Diagnóstico y propuestas para el desarrollo cultural, Santillana-OEI, México, 2002, 209-245.

[3] Nivón, Ibid.

[4] Idem., 39, www.conaculta.gob.mx/programa/39.htm (diciembre 28, 2005)

[5] Crespo Oviedo, Op. cit.

[6] PNC, Op. cit., 15, www.conaculta.gob.mx/programa/15.htm (diciembre 28, 2005).

[7] www.cumbretajin.com.mx (febrero 14, 2006).

[8] PNC, Op. cit., 73.

[9] PNC, Op. cit., 75-76.

[10] PNC, Op. cit., 87.

[11] Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, consulta en línea: fonca.conaculta.gob.mx (junio 8, 2006).

[12] PNC, Op. cit., 89.

[13] Martín Hopenhayn sostiene que si no se contempla la existencia de una imposición sobre el modo de ver el mundo detrás de los intereses de las empresas e industrias culturales (los programas de difusión, los festivales cinematográficos, la discografía, etc) se cae en el riesgo de perder una plataforma importante sobre la que se sustentan las industrias culturales en el mercado. Martín Hopenhayn, “¿Integrarse o subordinarse? Nuevos cruces entre política y cultura”, en Daniel Mato (coord.), Estudios latinoamericanos sobre cultura y transformación sociales en tiempos de globalización, CLACSO, Buenos Aires, 2001, 69-89. CESOP, “Seguimiento y resultados de las políticas públicas y gestión gubernamental de la administración vigente”, en Cultura, Cámara de Diputados, México, mayo de 2006, www.diputados.gob.mx/cesop

[14] PNC, Op. cit., 155.

[15] PNC, Op. cit.

[16] Gustavo Lins Ribeiro realiza un extenso análisis al respecto en su libro sobre Postimperialismo, Gedisa, Buenos Aires, 2001. Se centra en la Internet, que considera el nuevo espacio hegemónico de producción, circulación y consumo de símbolos y significados. Pero advierte sobre la imposibilidad de su democratización dado el alto costo de las computadoras, su equipamiento y los servicios de acceso a la red. Asimismo, el acceso a códigos de informática y el idioma inglés, generan que un sector de la población quede fuera del alcance de las mismas.

[Citar como] Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública, "Políticas públicas y gestión gubernamental de la administración vigente", en Cultura [Actualización: 8 de marzo de 2006], en www.diputados.gob.mx/cesop/